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Ribera del Duero
Denominación de Origen Ribera del Duero
La Denominación de Origen Ribera del Duero fue constituida en 1982 y se encuentra a caballo entre las provincias de Burgos, Valladolid, Segovia y Soria. La zona de producción engloba 19 municipios situados en la zona este de Valladolid, 5 del noroeste de Segovia, 59 en la zona meridonal de Burgos (en esta provincia se concentra la mayor parte del viñedo con unas 10.000 has.) y 6 en la parte occidental de Soria.
Variedades:
Blancas: albillo.
Tintas: tinta del país (tempranillo), garnacha tinta, cabernet sauvignon, malbec y merlot.
Suelos:
En general se trata de terrenos sueltos, poco fértiles y con contenidos bastante altos de caliza. El mayor volumen de sedimentos está constituido por capas arenosas, limosas o arcillosas. El viñedo se asienta en las lomas interfluviales y en los valles a una altitud que oscila entre los 700 y los 850 metros.
Clima:
De tipo continental y con las ligeras influencias atlánticas. Los inviernos son bastantes fríos y los veranos cálidos, pero hay que destacar la importante variación térmica entre el día y la noche, que contribuye a una maduración más lenta de la uva y permite obtener excelentes índices de acidez. El mayor factor de riesgo de la zona lo constituyen las heladas primaverales, responsables en numerosas ocasiones de importantes caídas en la producción. El índice de precipitaciones anuales se sitúa entre los 450 y 500 mm.
Características Generales de los vinos:
Rosados: La mayoría son de color cereza claro, afrutados y sabrosos, aunque en ocasiones pueden resultar algo alcohólicos y pesados. La nueva tendencia es crear vinos de color rosa pálido o incluso cobrizos de aromas más sutiles y pasos por boca más.
Tintos: El producto por excelencia de la denominación. Elaborados fundamentalmente a partir de la variedad tinto fino (tempranillo), suelen presentar un color cereza intenso. En la nariz, se caracterizan por sus aromas a frutos muy maduros, con gran carácter de hollejo y que normalmente pueden recordar el olor de la tinta, aunque también aparecen vinos jóvenes con notas rústicas. La crianza en barrica permite que estos vinos potentes se redondeen y adquieran mayor elegancia. Y es que sus sólidos taninos y buena estructura les convierte en excepcionales productos para el envejecimiento en madera y botella. Al paladar, los tintos de la Ribera se ofrecen potentes, con cuerpo y un buen equilibrio entre alcohol y acidez.