El mundo del vino es muy amplio y como no, en el también tienen cabida las mujeres y algunas muy importantes. En un mundo con una historia masculina tan marcada no ha sido fácil para ellas, destacar. Pero estas jóvenes enólogas y representantes del mundo del vino han puesto mucho empeño en reforzar su posición. En el artículo de hoy veremos algunas de las historias femeninas más representativas y que merecen una mención especial.
Las mujeres en el mundo del vino
Es cierto que hay muchos que todavía no lo conciben, pero las mujeres entraron en este mundo pisando fuerte y en la actualidad elaboran algunos de los vinos más característicos del momento. Muchos están siendo los actos y actividades que luchan por la reivindicación de la mujer, pero en el entorno del vino, esta es una de las más característica, la creación de AMAVI, Asociación de Mujeres Amantes del Vino. Esta asociación no ha parado desde su creación, en 1996, de luchar por los derechos y la visibilidad de las mujeres en el mundo del vino.
Una de las iniciativas que realizan en esta asociación, desde el 2011, es La Cata-Concurso «Los Vinos Favoritos de la Mujer» , esta se lleva a cabo para saber cuáles son los gustos de las mujeres, las consumidoras finales. Este evento que ya cuenta con siete ediciones está patrocinado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Con todo esto, es el momento ideal para hablar de algunas, ocho, de las mujeres que han sabido revolucionar el mundo del vino y que han hecho de él, su mundo.
Sara Pérez, una enóloga implacable
Los que la conocen dicen, que cuando la escuchas hablar simplemente con su tono y sus gestos capta tu atención y te inunda con su pasión. Sara es una enóloga que se ha ganado un puesto entre los mejores del país. Sara Pérez forma parte del grupo de mujeres que han creado ya su propia generación y que destaca, de forma indudable, en un mundo tan masculino históricamente. En sus viñedos del Priorat, cultiva y elabora algunos de los mejores vinos. Apostó, desde sus inicios, por el cultivo de vino ecológico, hace ya más de quince años. Sus cosechas se sirven en botellas como Venus, Martinet o la partida Bellvisos.
Elisabetta Foradori, biodiversidad en sus viñedos
Con pensamientos en la misma línea que Sara, Elisabetta, italiana de nacimiento, se encargó desde sus comienzos en este mundo vinícola a recuperar variedades autóctonas. En el 2002 comenzó a interesarse por los principios de la biodinámica con la cual rompería moldes y le haría obtener vinos de máxima expresión. Ella misma asegura que la biodinámica le ha ayudado a entender lo que dice la planta, escucharla y mostrar su esplendor. Otra de las características que la diferencian es el uso de barricas de arcilla, eligió este material porque para vinificar sus vinos elaborados con nosiola, este era el material ideal para una maceración peculiar. Como dato sorprendente encontramos que la elaboración de vino con tinajas de arcilla se remonta a La Mancha, más concretamente en Villarrobledo de donde proceden las de mejor calidad.
Corinne Mentzelopoulos y su Chateau Margaux
La propietaria de Château Margaux se ha convertido en una de las directivas más importantes del mundo del vino y ha conseguido que la finca, situada en el Médoc, de 260 hectáreas se convierta en una de las propiedades que más cantidad de vino produce, en torno a 200.000 botellas al año. Son muchos los fieles con los que ya cuenta esta bodega a pesar de que el vino de la cosecha de 1945 oscila en torno a los 2.000 euros la botella.
Gina Gallo la garantía de E. & J. Gallo
Igual que las hay mujeres que destacan por su trabajo en bodega, las hay también como Corinne o Gina que lo hacen gestionando el negocio y llevándolo alrededor de todo el mundo. Gina, en su caso, es también la enóloga del grupo californiano con mayor presencia en todo el mundo, pero fue por su papel como gerente por el cual ha destacado. La bodega E. & J. Gallo se instaura como una de las más importantes en EEUU y la máxima exportadora.
Adriana Ochoa y su gran formación
En la Denominación de Origen Navarra encontramos las Bodegas Ochoa, y en ellas a Adriana Ochoa la que con tan solo 18 años decidió estudiar enología en Burdeos. Ahí no acabaría su formación pues recorrió algunas de las mejores bodegas del mundo hasta trabajar en Yalumba, Australia. Tras su formación volvió a la bodega de su familia y comenzó con ella la nueva generación de Bodegas Ochoa. En la actualidad, junto a su hermana, mantienen el legado familiar y su meta es mejorarlo con la innovación y continuar haciendo de Bodegas Ochoa un referente dentro del mundo del vino.
Victoria Pariente
Al igual que Adriana, Victoria tras una larga formación y experiencia adquirida asumió el cargo y la responsabilidad de la bodega familiar, Bodega José Pariente. No imito la forma de elaboración de nadie, sino que fue ella sola la que encontró su propio camino y consiguió elaborar vinos de Rueda que destacan por su personalidad y elegancia. Esta enóloga no solo ha sabido plasmar sus conocimientos en sus vinos sino también en sus propios hijos, pues continúan con el legado familiar y a día de hoy es una de las bodegas más familiares de la Denominación de Origen Rueda. Si tienes oportunidad, te invitamos a que pruebes uno de sus vinos José Pariente Cuvee Especial, el cual cuenta con el reconocimiento de los expertos que le otorgan 92 puntos en la Guía Peñín y 91 en Parker.
Baronesa Philippine, pionera en el mundo del vino
La baronesa Philippine, hija única del barón Philippe de Rothschild se convirtió en una de las primeras mujeres en hacerse cargo de una bodega, en su caso las bodegas Mouton Rothschild ubicada en Burdeos, en la década de los 80. Philippine se encargó de ampliar la comercialización a nivel mundial de uno de sus vinos más característicos el tinto Château Mouton Rothschild y se mantuvo prácticamente activa hasta el 2014 año en el que fallecía. La baronesa Philippine se convierte en referencia para muchas mujeres que más tarde decidieron formar parte de la gerencia de una bodega.
La viticultora Arianna Occhipinti
Desde Italia y para el mundo encontramos a Arianna otra viticultora que comenzó a elaborar sus vinos en 2004, a partir de viñas abandonadas y que en la actualidad está cultivando variedades autóctonas, hasta el momento olvidadas y muy desvalorizadas por las generaciones pasadas. En un total de 20 hectáreas y a partir de la agricultura ecológica consiguió crear su propia bodega, Arianna Occhipinti, dónde El Grillo y El Nero d’ Avola, entre otros, son su máxima representación. Podemos decir que a sus poco más de 30 años es una de las mujeres que está marcando tendencia.
En el mundo del vino, ya está más que comprobado que tanto hombres como mujeres tienen cabida, pues no solo es un trabajo científico o químico sino que además hace falta una parte sensorial, emocional dónde la elaboración ve reflejado los matices de quien lo produce. En ambas partes es necesaria la complementariedad de hombres y mujeres que aporten diferentes puntos de vista.